Olèrdola, los vinos espumosos ancestrales, y la cuna vitivinicola de Cataluña
El Penedés ha sido testigo de la producción de vino en Cataluña desde tiempos inmemoriales, siendo el Conjunto Monumental de Olèrdola, a 50 km de Barcelona, una de las zonas donde el cultivo de la viña y la elaboración de vino se encuentran más ampliamente documentadas.
La gran concentración de bodegas de la época medieval localizadas en esta zona, han hecho de Olèrdola un caso único en Cataluña, convirtiendo a este municipio, además, en un territorio referente en investigaciones arqueológicas vinculadas a la producción vitivinícola en Europa.
Aunque desde el año 1921 se realizan excavaciones en la zona, ha sido desde 2014 que diversas de estas intervenciones arqueológicas en Olèrdola han permitido localizar hasta nueve antiguas bodegas medievales en la zona del Pla dels Albats y, también, en el mismo Conjunto Monumental de Olèrdola, donde se ha documentado la presencia de centros de prensado, se han localizado dos prensas para uva y una pequeña bodega, donde presumiblemente se guardaban los barriles de vino.
Diferentes excavaciones realizadas en la década de los 90 para investigar y analizar restos de granos mineralizados y de troncos carbonizados ya habían confirmado, antes, que en Olèrdola no solo se recibían, por ejemplo, ánforas con vino en tiempo de los fenicios, sino que ya en el siglo VII a.C, incluso con anterioridad a convertirse en un poblado ibero, en Olèrdola ya se elaboraba vino.
Esta actividad se ha mantenido a lo largo de la historia, desde la época romana y griega hasta la actualidad, habiendo adquirido especial relevancia la producción vitivinícola en Olèrdola durante su época medieval.
El Castillo de Olèrdola, un mirador privilegiado a las viñas del Penedès
Uno de los espacios destacados del municipio durante esta época medieval era el Castell d'Olèrdola, que se convertirá el próximo 7 de julio, en el excepcional escenario del III Encuentro de Productores de Ancestrales de Cataluña.
Construido en el año 929 sobre parte de las ruinas de la antigua fortaleza romana, el Castell d'Olèrdola es una de las escapadas cerca de Barcelona más populares, desde donde es posible disfrutar no solo de unas impresionantes vistas del parque natural de Olèrdola y de los viñedos del Penedès, sino, también, de la visita a su interesante centro de interpretación y diversidad de actividades culturales que se organizan de forma periódica para divulgar la rica historia de este enclave declarado como Bien Cultural de Interés Nacional.
Además, el Conjunto Monumental de Olèrdola, es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña, por lo que desde aquí parten, también, diferentes rutas por la zona, entre ellas varias relacionadas con la viña y el vino en Cataluña, en la que los Ancestrales tienen un protagonismo destacado en el Penedés, uno de los territorios de producción vitivinícola por excelencia en la Península Ibérica.
A lo largo de los siglos, la producción de vino ha dado forma al paisaje, la cultura y las tradiciones del Penedès, donde los últimos estudios arqueológicos trazan el origen del cultivo de la viña desde el siglo VIII a.C.
Por estas tierras pasaron fenicios, griegos y romanos, sentando las bases de una rica herencia de producción vitivinícola, con 2.700 años de historia, que ha perdurado hasta nuestros días como uno de los motores principales de la actividad económica del Penedès y más de 2.500 hectáreas de viñedo extendiéndose a lo largo del territorio, desde el mar a la montaña, a medio camino entre Barcelona y Tarragona.
Y es en el Penedès, también, donde destaca una rica oferta de bodegas de vinos Ancestrales – vino conocido también como Pet Nat o Pétillant Naturel -, las cuales serán anfitrionas del III Encuentro de Productores de Ancestrales, una feria dedicada en exclusivas a estos espumosos naturales producidos en diferentes zonas vitivinícolas de Cataluña que permitirá disfrutar el próximo 7 de julio de 2024, a todo el público asistente, de la amplia oferta de calidad de Ancestrales que estará presente.
Siguiendo la pista al método de elaboración de vinos Ancestrales
En el Penedès, los Ancestrales se cuentan entre los clásicos del territorio. En el siglo XIV algunas obras, como las del teólogo Francesc Eiximenis ya mencionaban la producción de vinos frizzantes en Cataluña, aunque no fue hasta dos siglos después que, en Francia, donde también se producían, Dom Pierre Pérignon, abad de Hautvillers, refinó el método, conocido hoy como "Ancestral".
Según se explica, estando una noche cenando con sus compañeros clérigos en la abadía, Dom Pierre Pérignon se levantó de la mesa durante la cena, atraído por unos extraños ruidos que llegaban desde la bodega, donde reposaba el vino que estos religiosos producían. Pasado un rato y preocupados por su tardanza, los demás monjes fueron a buscarlo y lo encontraron en la bodega, bebiendo vino y exclamando que estaba probando estrellas, en referencia a las burbujas de la bebida.
En realidad, en aquel momento, el abad no estaba ensalzando aquel vino, al contrario. Dom Pierre Pérignon, considerado uno de los primeros enólogos, lo que quería precisamente era evitar esas burbujas y que aparecían a consecuencia de la segunda fermentación alcohólica que sufrían sus vinos.
En aquel tiempo, Hautvillers, en la región de Champagne, era una de las regiones más frías de producción de vinos en Francia, lo que provocaba que las uvas se recolectaran muy tarde, a menudo bien entrado el otoño. Esto complicaba su fermentación que quedaba incompleta con la bajada de temperaturas y se reactivaba en primavera haciendo aumentar la presencia de CO₂ en los recipientes y provocando su explosión. Algo que el Abad Pérignon quería evitar a toda costa.
Sin embargo, aquellos vinos no resultaban desagradables y poco a poco, su técnica de elaboración fue ajustándose, tomándose como referencia, el trabajo de la abadía benedictina de Saint-Hilaire donde desde el s. XVI, se elaboraba el vino efervescente conocido como Blanquette de Limoux, considerado el espumoso más antiguo del mundo.
El refinamiento a lo largo de los años dio lugar al método tradicional o champenoise de elaboración de vinos espumosos y el método para vino Ancestral o Pet Nat, término que procede de Pétillant Naturel, que en francés hace referencia a los vinos naturales ligeramente espumosos que se embotella antes que hayan terminado de fermentar, para que el proceso culmine en botella sin la adición de levaduras o de azúcar. Por el contrario, en el caso del método tradicional, la primera fermentación sirve para obtener un vino base al que después se añaden azúcares y levaduras que, en una segunda fermentación en botella, contribuirán a obtener un espumoso bajo control.
Aunque las diferencias entre ambos métodos pudieran dar lugar a pensar que los Ancestrales son vinos de mínima intervención, su elaboración requiere toda la atención para lograr los matices que los convierten en unos vinos espumosos tan especiales, con los azúcares y levaduras propias del mosto y capaces de mantener todos los aromas de la uva madura, ofreciendo un bouquet más afrutado, fresco y con menor acidez que otros vinos espumosos o vinos de aguja similares.
Celebrar el III Encuentro de Productores de Ancestrales de Cataluña en el Castell d'Olèrdola, en el Penedès, cuna de la viticultura en Cataluña, es un reconocimiento a todos los productores que, año tras año, defienden este vino espumoso natural y único y a los que se han sumado en las últimas cosechas, enriqueciendo aún más la diversidad y calidad de los vinos Ancestrales.
Estamos convencidos, además, que esta feria es una inmejorable manera de lograr mayor visibilidad para los vinos Ancestrales, símbolo de identidad vitivinícola catalana, por lo que todo el mundo, público y bodegas, es bienvenido a participar.
¡Nos vemos el 7 de julio en el Castell d'Olèrdola, con una copa de vino Ancestral para brindar!